Película: Days of Glory (Indigènes).
Dirección: Rachid Bouchareb.
Guión: Rachid Bouchareb, Olivier Lorelle.
Reparto: Sami Bouajila, Jamel Debbouze, Roschdy Zem, Bernard Blancan, Samy Naceri.
Año 1944. Segunda Guerra Mundial. Un grupo de soldados voluntarios provenientes de las colonias francesas en África, sin un buen entrenamiento y sin experiencia alguna, son enviados a combatir por la madre patria. Sin embargo, y a pesar de que su esfuerzo y dedicación son los mismos que los de los soldados franceses, no les son concedidos permisos para visitar a sus familias, se les proporciona menos comida y se les asignan misiones más peligrosas.
A pesar de que hemos visto muchísimas películas bélicas, la mayor parte ambientadas en la Segunda Guerra Mundial, son pocas las que aportan una humanidad como la que muestra Días de Gloria. Sin llegar a ser tan buena como la reciente Cartas desde Iwo Jima, por lo espectacular, radical y compleja de la obra maestra de Clint, y por la imprecisión histórica de Indigènes, de hecho ambas tienen un par de puntos importantes en común: nos muestran una nueva visión del conflicto, y sus personajes poseen una intensa humanidad, poco corriente en el género, más conocido por superproducciones del estilo de Salvar al Soldado Ryan.
Nos encontramos con un mosaico de personajes realmente magníficos, cada uno maravillosamente interpretado (no sin motivo recibió la película el premio de Cannes a la mejor actuación coral). Así, tenemos a Saïd, despreciado por sus compañeros y por él mismo; a Messaoud, cuya correspondencia con una francesita es retenida por los encargados de la correspondencia; el sargento Martínez, que oculta su condición de musulmán; el cabo Abdelkader, quien reclama para los suyos los derechos que Francia promete, en frente del nazismo; Yassir y su hermano, mentes complementarias e inseparables.
En contra de lo que cabría esperar de una coproducción de Argelia con Francia, Bélgica y Marruecos, no nos encontraremos con una disminución de la calidad provocada por el bajo presupuesto; las escenas de batallas cumplen con solvencia, sin ser en ningún momento poco creíbles, y sin la presencia, tan extendida últimamente, de la morbosidad sangrienta.
Muy buena película en un año que nos ha dado muchas alegrías cinéfilas –y las que nos quedan, espero-, Días de Gloria consigue emocionar y concienciar. Es una película sobre libertad, igualdad y fraternidad; es un discurso sobre guerra, amor, miedo, patriotismo, orgullo, miseria y deber; pero es, ante todo, un homenaje a los soldados olvidados, a los marginados por los hombres de su mismo bando, a los que lucharon y murieron y no fueron agradecidos por ello.
Valoración: 7,5/10.