24/6/07

Maderamuerta

Durante los últimos meses me he enganchado a la series de televisión. No me refiero a ninguna serie en concreto, sino que he empezado a bajarme casi todas las que me parecen interesantes y para las que no me apetece tener que acomodarme con los horarios de las putas cadenas españolas. Pues bien, además de haber visto así -siempre que puede ser en V.O.- temporadas no emitidas en España de Roma y Lost, he descubierto Heroes o Battlestar Galactica, y tengo por ver Dexter, Shark y Studio 60 on the Sunset Strip, cancelada tras, creo, 13 capítulos.

Pero Heroes no trata sobre mi tema favorito precisamente, Lost y Roma ya las conocía y Galactica se explaya en discursos religiosos insultantes y totalmente fuera de lugar en nuestros tiempos: la que más me ha llamado la atención de todas las series que he visto gracias a Internet ha sido, sin duda, Deadwood. Consta de tres temporadas, y finalizará, en lugar de con una cuarta, como quería el creador (no confundir con el Creador), con dos películas de TV. Narra las desventuras de las gentes del pueblo sin ley de Deadwood, en el que, a partir de 1876, se empezaron a reunir buscadores de oro y, a partir de aquí, empresarios, pistoleros, putas.


Una serie del oeste. Una buena serie del oeste. Por fin. En una época en que he retomado mi placer por el género con películas como Dos hombres y un destino, Colorado Jim o incluso Open range, Deadwood me ha caído estupendamente. Con una galería de personajes, la mayoría de ellos reales, que cuenta con algunos famosos como Wild Bill o Calamity Jane, y con otros no tan famosos pero sí tremendamente bien tratados e interpretados, principalmente el cabronazo Al Swaerengen, con una ambientación y unos guiones por lo general acojonantes, todos los amantes del género que no la hayan visto aún deben hacerlo. Eso si no os echa para atrás la lentitud, algo que, creo, me gusta, porque sino no sé cómo pollas sigue siendo mi serie favorita Perdidos.

Wild Keith Carradine