Dirección: Danny Boyle.
Guión: Alex Garland.
Reparto: Cillian Murphy, Chris Evans, Cliff Curtis, Hiroyuki Sanada, Rose Byrne.
El futuro. No tengo muy claro cuándo, pero que es el futuro, fijo. El Sol se apaga. La última esperanza de la humanidad es enviar por segunda vez (tras un misterioso fracaso siete años atrás) una tripulación a intentar crear una estrella dentro de la estrella, mediante la detonación de una bomba en su interior. Última esperanza, porque la bomba está hecha con todo recurso fusible de la Tierra. En un principio, todo va bien, e incluso se llega al destino con una semana de antelación; pero los tripulantes de la Icarus II reciben una transmisión de la Icarus I, lanzada al espacio siete años atrás...
Lo cierto es que Danny Boyle no ha remontado desde Trainspotting. De hecho, creo que más bien esa cinta fue un momento de súbita genialidad; eso, o cuando el director se pasó al cine comercial destruyó su nivel. Véase, como ejemplo clarísimo, La playa. Aunque cuestión de presupuesto no es: esta película que nos ocupa ha costado tan sólo diez millones de euros, una cifra risible para cualquier obra de ciencia-ficción (muchas veces, como aquí, mezclada con terror barra intriga) actual. Ejemplo de presupuestos ajustados pero bien aprovechados, sí.
Como decía, Boyle no ha hecho nada especialmente remarcable desde su tremenda película de yonkis, protagonizada por el exhibicionista Ewan McGregor. Sunshine no es tampoco nada del otro mundo, pero merece la pena verla (en el cine, siempre en el cine, que las películas de efectos especiales no tienen nada si se ven en una pantalla de ordenador), porque es de lo mejor que hay en cartelera, porque es espectacular y, sobretodo, porque es agradable de ver, entretenida e intrigante, y por tanto no aburre en ningún momento.
Nos encontramos con una tripulación muy típica, como todas las del género. Como en bastantes otros aspectos, recuerda bastante a Alien, el Octavo Pasajero. Tenemos al capitán Kaneda, interpretado por Hiroyuki Sanda, el samurái borde de El Último Samurái; a Harvey, oficial de comunicaciones, nervioso y egoísta; a Mace, ingeniero, siempre enfrentado a Capa, físico, personaje principal; a Cassie, piloto, típica floja; a Trey, oficial de navegación; al psicólogo Searle (curiosa la visión de la psicología futurista), verdadero conductor de la acción, y a Corazón -sí, se llama así. Al principio pensaba que era un mote cariñoso, o algo-, encargada del oxígeno. Como cabe esperar, van cayendo uno a uno, siendo algunas de las muertes (y lo que pasa con alguno de los cadáveres) verdaderamente impactantes. Las actuaciones son bastante buenas; destacaría al protagonista, y a Cliff Curtis, que interpreta al psicólogo.
La película parece más un homenaje a obras del calibre de 2001: Una Odisea en el Espacio o la ya mencionada Alien que un intento de aportar nuevas ideas al cine de ciencia-ficción espacial, tan estético ya. Pero repito: Sunshine es muy interesante, un thriller notable, y es mejor ver un thriller espacial que una parida ambientada en un motel de carretera, o un puticlub de Bratislava.
Durante la mayor parte del metraje, la trama transcurre sin altibajos, en un nivel de tensión casi constante. La inamovible y necesaria presentación de los personajes es aquí breve y concisa; en cuanto empiezan a pasar... cosas, el espectador se mantiene en vilo, preguntándose quién palmará aquí, o a ver si pasa algo con tal objeto (salen unas fotos por ahí, sí; lo digo porque uno de los que vino conmigo a verla creía que veía visiones), añadiendo, además, un tono de intriga que, a pesar de lo mucho que promete, es el encargado de rebajar considerablemente la nota global de Sunshine, creando un final absurdo, indignante y mal resuelto, mal rodado y difícil de seguir, que parece destrozar el resto de la obra.
Valoración: 6,5/10.
Nos encontramos con una tripulación muy típica, como todas las del género. Como en bastantes otros aspectos, recuerda bastante a Alien, el Octavo Pasajero. Tenemos al capitán Kaneda, interpretado por Hiroyuki Sanda, el samurái borde de El Último Samurái; a Harvey, oficial de comunicaciones, nervioso y egoísta; a Mace, ingeniero, siempre enfrentado a Capa, físico, personaje principal; a Cassie, piloto, típica floja; a Trey, oficial de navegación; al psicólogo Searle (curiosa la visión de la psicología futurista), verdadero conductor de la acción, y a Corazón -sí, se llama así. Al principio pensaba que era un mote cariñoso, o algo-, encargada del oxígeno. Como cabe esperar, van cayendo uno a uno, siendo algunas de las muertes (y lo que pasa con alguno de los cadáveres) verdaderamente impactantes. Las actuaciones son bastante buenas; destacaría al protagonista, y a Cliff Curtis, que interpreta al psicólogo.
La película parece más un homenaje a obras del calibre de 2001: Una Odisea en el Espacio o la ya mencionada Alien que un intento de aportar nuevas ideas al cine de ciencia-ficción espacial, tan estético ya. Pero repito: Sunshine es muy interesante, un thriller notable, y es mejor ver un thriller espacial que una parida ambientada en un motel de carretera, o un puticlub de Bratislava.
Durante la mayor parte del metraje, la trama transcurre sin altibajos, en un nivel de tensión casi constante. La inamovible y necesaria presentación de los personajes es aquí breve y concisa; en cuanto empiezan a pasar... cosas, el espectador se mantiene en vilo, preguntándose quién palmará aquí, o a ver si pasa algo con tal objeto (salen unas fotos por ahí, sí; lo digo porque uno de los que vino conmigo a verla creía que veía visiones), añadiendo, además, un tono de intriga que, a pesar de lo mucho que promete, es el encargado de rebajar considerablemente la nota global de Sunshine, creando un final absurdo, indignante y mal resuelto, mal rodado y difícil de seguir, que parece destrozar el resto de la obra.
Valoración: 6,5/10.